5 de Agosto 2025 por Daniel
Expediciones de la Sociedad Geográfica Rusa - VI

En este último artículo de la serie dedicada a algunas de las expediciones más significativas de la Sociedad Geográfica Rusa en Asia recordamos las figuras de Gombojab Tsybikov y Nikolái Vavílov.
Expedición a Lhasa por Gombojab Tsybikov en 1899-1902
Lhasa, capital de Tíbet, era antaño conocida como la «Ciudad Prohibida», debido a las estrictas políticas de aislamiento que mantenían las autoridades tibetanas y el Gobierno chino de la dinastía Qing. El Tíbet era una teocracía budista dirigida por el dalái lama, y las autoridades consideraban que la presencia de extranjeros podría contaminar o amenazar sus tradiciones religiosas. Aunque el Tíbet mantenía cierta autonomía, estaba bajo la influencia de la dinastía Qing, que también tenía interés en mantener la región cerrada a las potencias occidentales para evitar interferencias extranjeras.
Como consecuencia del Gran Juego, los imperios británicos y ruso competían por los favores de las distintas naciones de Asia central. Pronto el Tíbet se convirtió en un centro de interés para ambos imperios. Los últimos visitantes europeos en Lhasa habían sido los misioneros franceses Évariste Huc y Joseph Gabet en 1844. Así que los numerosos exploradores y aventureros a sueldo competían por penetrar tan misterioso país, y reclamar para sí un hito entre los grandes de la exploración asiática. Notables exploradores como Sven Hedin, Nikolái Przewalski o Piotr Kozlov fracasaron en sus intentos por cosechar tal logro. La historia lo tenía reservado para un desconocido (en aquel entonces) de las altas esferas académicas y militares.
Gombojab Tsybikov (1873-1930) fue un etnógrafo y lingüista de ascendencia buriata. Después de graduarse en la Facultad de Lenguas Orientales de la Universidad San Petersburgo, Tsybikov pasó tres años (1899-1902) en una expedición organizada por la Sociedad Geográfica de Rusia. El propósito de dicha empresa era alcanzar Lhasa, capital de Tíbet, donde ningún occidental había pisado tierra desde hacía más de cincuenta años, cuando Huc y Gabet pasaron por allí. Además de Hedin y Kozlov, muchos otros viajeros habían intentado completar la hazaña sin éxito, pues tenían que regresar tras ser interceptados o simplemente morían antes de alcanzar su meta.
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Retrato de Gombojab Tsybikov (1900). Wikimedia Commons |
Tsybikov emprendió su viaje disfrazado de peregrino budista, que era la táctica habitual empleada por los extranjeros. Entre su equipo de expedición se encontraba una cámara fotográfica que llevaba escondida dentro de una rueda de oración. Los supersticiosos tibetanos creían que las fotografías se llevaban el alma de aquellos que eran fotografíados, y ejecutaban a cualquiera que se atreviese a tomarles una fotografía.
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Estupa (chorten) en la puerta oriental de Lhasa (1900-1901). Wikimedia Commons |
El viajero buriato logró su objetivo y alcanzó Lhasa en 1900. Sorprendentemente, consiguió pasar más de 800 días dentro del propio Tíbet sin ser detectado. Durante todo ese periodo, Tsybikov mantuvo un diario secreto en el que describó la vida diaria de los tibetanos y tomó unas 200 fotografías (teniendo el honor de haber sido el primero en fotografiar la «Ciudad Prohibida»).
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El Potala, palacio del dalái lama en Lhasa (1900-1901). Wikimedia Commons |
No obstante, el éxito de la misión de Tsybikov tendría consecuencias negativas, si bien no directas, para el Tíbet. Lord Curzon, el gobernador británico en la India, llevaba un tiempo preocupado por el interés ruso en el «Reino Hermitaño», y temía una invasión rusa desde Tíbet. Las noticias de la misión de Tsybikov no hizo sino reforzar sus sospechas; y en un espacio de tiempo relativamente corto, en 1903, el Imperio británico organizó la que se conoce con el eufemismo de Expedición Británica al Tíbet, que no fue nada menos que una invasión militar en toda regla del país con trágicas consecuencias.
Después de regresar a Rusia, Gombojab Tsybikov alcanzó la fama mundial. Después de dar una serie de conferencias, se empleó de lleno en los estudios en los campos de Tibetología y Budismo. Asimismo, desarrolló una carrera como profesor de literatura mongola y publicó un libro bajo el título Manual para el estudio práctico de la lengua mongola.
Algunas de las impresionantes fotografías de Tsybikov pueden descargarse desde el sitio web de la Biblioteca del Congreso. Además, el testimonio de su viaje fue publicado en inglés bajo el título Journey to Lhasa, un ensayo que puede descargarse desde el sitio Archive.org.
Expedición a Afganistán por Nikolái Vavílov en 1924
Nikolái Vavílov (1887-1943) fue un científico geneticista y agrónomo ruso nacido en Moscú. Miembro de múltiples sociedades y academias, participó en varias expediciones para llevar a cabo estudios botánicos. Como líder del Instituto de Botánica Aplicada de la Unión Soviética, organizó viajes que cubrieron casi todos los continentes (a excepción de Australia y el Antártico): Transcaucasia (1908), Ferganá e Irán (1916), Canadá y Estados Unidos (1921-1922), Afganistán (1924), Kazajstán y Kirguistán (1925-1929), el Mediterráneo (1927), Somalia y Etiopía (1927), China, Japón y Korea en 1929 y Sudamérica entre 1930 y 1933.
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Retrato de Nikolái Vavílov. Fuente: letopis.ru |
Una de las expediciones más productivas en cuanto al número de material y artículos publicados fue la Expedición a Afganistán en 1924. Además de Vavílov, el grupo contaba con la presencia de Dmitry Bukinich (1882-1939); un arqueólogo y etnográfo de origen tayiko que se ganó el respeto y admiración del propio Vavílov.
A principios de la década de los 20 del siglo pasado no era fácil acceder a Afganistán, la Tercera Guerra Afgana acababa de concluir y la situación en el país seguía siendo difícil. A Vavílov le fue negada dos veces una expedición, pero no se rindió.
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Aldea afgana. Fuente: Afganistán agrícola (1929) |
Las principales trabas para el viaje de Vavílov eran dos: falta de fondos y el requerimiento de un visado que las autoridades afganas se negaban a conceder. El científico ruso tendría que esperar unos veinte meses para obtener el visado, los fondos necesarios en moneda afgana y organizar el transporte para los desplazamientos por el país. Hay que notar que, por aquel entonces, viajar en Afganistán no resultaba barato pues al trasladarse de una ciudad a otra era necesario solicitar un nuevo permiso cada vez, y se asignaban soldados afganos a cada viajero para su protección; todo cargado a cuenta de los mismos expedicionarios.
Una vez en Afganistán, Vavílov cambió repetidamente el rumbo de su ruta en busca de los orígenes de las especies cultivadas en Europa. Desde el oasis de Herat, una extensa región agrícola, el científico ruso se dirigió al sureste, hacia el valle de Kabul. Tras aproximarse a Kabul, se encontró con correos diplomáticos soviéticos que le aconsejaban volver sobre sus pasos; en la capital afgana habían comenzado disturbios violentos y algunas misiones diplomáticas europeas ya habían comenzado a abandonar la ciudad. Vavílov no vaciló en su determinación de continuar pues, como confesó a un amigo en una carta, llegar a Kabul «era su sueño de ocho años».
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Campesinos afganos. Fuente: Afganistán agrícola (1929) |
Allí se dio cuenta de que tenía que seguir adelante, hacia Kafiristán (actualmente conocida como Nuristán). Esta era una región prácticamente inexplorada por los europeos, contaba con una orografía agreste y montañosa, aunque era precisamente ese halo de misterio lo que más atraía a Vavílov a esa zona. Después de su estancia en Kafiristán, Vavílov solicitó permiso para desplazarse hacia las regiones del sur de Afganistán, y éste le fue concedido. En total, la expedición recorrió unos 5.000 kilómetros en caravana durante unos cinco meses aproximadamente.
Una vez recorrido el camino de regreso a Rusia, Vavílov fue agasajado por la comunidad científica de su país. Su viaje dio como resultado una descripción en detalle de aquellas plantas silvestres o cultivadas que podrían ser de interés desde un punto de vista agrícola. Del mismo modo, el material compilado por Vavílov incluía un pormenorizado estudio de la geografía y economía de Afganistán como no se conocía en Rusia. Por estos logros, la Sociedad Geográfica de Rusia le otorgó la Medalla de Oro de Nikolái Przewalski en 1924.
Vavílov y Bukinich plasmaron las conclusiones científicas del viaje en el libro Afganistán Agrícola (Земледельческий Афганистан), publicado en 1929. Este volumen no deja de ser un título orientado a una audiencia académica, y se extiende bastante en las investigaciones botánicas de Vavílov; dejando a un lado los devenires de la expedición. No obstante, sabemos por las cartas que Vavílov escribió a sus amigos, que la expedición en Afganistán no estuvo exenta de riesgos:
Viajé por todo Afganistán. Es un país muy duro. Allí tuve que dedicarme a algo más que a la botánica. De vez en cuando me veía envuelto en todo tipo de líos. Sin embargo, todo salió bien. Pero aquí están las vicisitudes del destino: al volver a casa en tren, aún no lejos de la frontera, mientras caminaba de un vagón a otro, de repente me caí (un puente de hierro cedió) y quedé colgando agarrado al parachoques. Con gran dificultad logré salir al andén del vagón.
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Mapa agrícola de Afganistán. Fuente: Afganistán agrícola (1929) |
La biografía de los protagonistas de esta expedición tendría un final trágico y nada merecedor de sus logros en la ciencia. Bukinich fallecería en 1939, víctima, como tantos otros, de la represión estalinista.
A pesar de la alta estima de la que Vavílov gozaba en los círculos académicos, tampoco se pudo librar de las sospechas del régimen soviético. Vavílov fue arrestado por el NKVD en 1941 debido a un conflicto con Trofim Lysenko, un agrónomo que rechazaba las teorías genéticas mendelianas promulgadas por Vavílov como medio para mejorar los cultivos en la Unión Soviética. Sentenciado a muerte en 1941, Nikolái Vavílov moriría dos años después en una prisión en circunstancias que nunca fueron esclarecidas del todo. Pero esa es otra historia…
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