17 de Junio 2025 por Daniel Jorge

Expediciones de la Sociedad Geográfica Rusa - III

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En este nuevo artículo de la serie monográfica sobre expediciones de la Sociedad Geográfica Rusa en Asia nos desplazamos fuera de las habituales regiones de Asia Central de las que tanto hablamos en este blog. Esta vez nos dirigimos a Nueva Guinea de la mano del antropólogo Nikolái Miklujo-Maklái y nos embarcamos hacia el Círculo Polar Ártico, junto con Alexander Sibiryakov y Alexander Grigoriev, en la expedición de rescate del SS Vega de Adolf Nordenskiöld en 1878.

Expedición a Nueva Guinea de 1876 - Nikolái Miklujo-Maklái

Nikolái Miklujo-Maklái (1846–1888) fue un etnógrafo, antropólogo y biólogo ruso cuyos viajes revolucionarios por las islas de Melanesia y Oceanía desafiaron los prejuicios europeos sobre los pueblos indígenas. En 1871, llegó a la costa noreste de Nueva Guinea, en una zona que hoy se conoce como la «Costa de Maklái», donde vivió entre las tribus locales durante 15 meses. A diferencia de muchos exploradores occidentales de su época, Miklujo-Maklái se acercó a las comunidades indígenas con respeto, aprendiendo sus idiomas y costumbres. Sus detallados diarios documentaron sus estructuras sociales, creencias y vida cotidiana, proporcionando información invaluable sobre culturas que hasta entonces habían sido malinterpretadas por los forasteros.

En junio de 1876, Miklujo-Maklái emprendió un viaje a la costa noreste de Nueva Guinea —Costa de Maklái—, marcando su segunda expedición importante a la región. A diferencia de su primera estancia prolongada (1871-1872), este viaje fue más breve pero igualmente significativo, ya que reforzó sus lazos con las comunidades papúes locales mientras documentaba aún más sus costumbres y estructuras sociales. Su regreso fue recibido con reconocimiento —muchos aldeanos lo recordaban y lo llamaban Tamo Russ (Hombre Ruso)—, una prueba de la confianza que había construido años antes. Esta vez, se centró en la etnografía comparativa, observando los cambios desde su última visita y ampliando sus estudios a islas vecinas.

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Miklujo-Maklái con su ayudante de campo Ahmat (1875). ABC Australia.

Un aspecto clave de este segundo viaje fue la continua oposición de Miklujo-Maklái a las actitudes coloniales europeas. Mientras los exploradores occidentales a menudo consideraban a los isleños del Pacífico como «salvajes», él registró meticulosamente sus sofisticadas técnicas agrícolas, sistemas de gobierno y creencias espirituales. Sus diarios de este período contienen dibujos detallados de herramientas, viviendas y hasta decoraciones corporales, preservando conocimientos que de otro modo se habrían perdido. También intervino en conflictos locales, abogando por soluciones pacíficas —un papel inusual para un extranjero en esa época—.

Un episodio notable durante esta expedición fue su encuentro con los tui (jefes) de la aldea de Bongu, quienes buscaron su consejo para lidiar con los comerciantes europeos que invadían sus tierras. Miklujo-Maklái, ya crítico de la trata de esclavos conocida como blackbirding, les advirtió sobre las prácticas explotadoras y les instó a unirse contra la coerción extranjera. Su presencia disuadió temporalmente los abusos, pero la creciente presión de las fuerzas coloniales lo dejó profundamente preocupado. Esta experiencia alimentó su posterior activismo, incluyendo apelaciones a gobiernos europeos para que respetaran la soberanía indígena.

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Página del diario de Miklujo-Maklái (1873-75). Sitio: mikluho-maclay.ru

Aunque esta segunda estancia duró sólo unos meses, consolidó su legado como científico y humanista. Partió de Nueva Guinea a fines de 1877, llevando consigo datos etnográficos invaluables que luego desafiaron las pseudociencias racistas en Europa. Hoy, este viaje se recuerda como un capítulo crucial en su misión de tender puentes entre culturas —una que subrayó su creencia en la igualdad de todos los pueblos—. La Costa de Maklái aún lleva su nombre, un homenaje al hombre que vio humanidad donde otros sólo vieron «primitivos».

Expedición de rescate del SS Vega de Adolf Nordenskiöld en 1878

En otro artículo he elaborado sobre el exitoso viaje del explorador sueco Adolf Nordenskiöld para completar el llamado Paso del Nordeste en 1878-1880. Mientras el Vega navegaba a través de las costas de Siberia en septiembre de 1878, el buque se vio atrapado por hielo compacto cerca de la península de Chukotka, y las frías temperaturas hicieron inútiles los intentos de liberarlo mediante el uso de su turbina de vapor.

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SS Vega atrapado en el hielo (1879). Wikimedia Commons

La comunidad científica de la época tenía conocimiento del viaje de Nordenskiöld, en especial el empresario y mecenas de varias expediciones polares Alexander Sibiryakov. Tras varios meses sin noticias de Nordenskiöld y sus hombres, Sibiryakov le propuso a la Sociedad Geográfica Rusa una expedición de rescate que ofreciera la máxima ayuda posible a los suecos. Fue así como la sociedad organizó a principios de 1879 esta expedición de rescate del SS Vega y sus hombres. Un buque de vapor ruso debía aproximarse a la península de Chukotka desde el sur del estrecho de Bering, navegando en dirección norte bordeando la costa oriental de Asia. Dentro de esta expedición de rescate se encontraba Alexander Vasilievich Grigoriev (1849-1908), un botánico y etnógrafo miembro de la Sociedad Geográfica Rusa desde 1883 y que contaba experiencia previa en otra expedición (dirigida por el profesor Nicolái Wager en el océano Ártico en 1876). Grigoriev había sido elegido por su experiencia y conocimiento en hidrología y meteorología.

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Retrato de Alexander Grigoriev. Fuente: Archivo de la Sociedad Geográfica Rusa

Después de una breve parada en Japón, el buque de vapor que debía llevar a los rusos hasta Nordenskiöld encayó en la isla de Hokkaidō (entonces denominada Ezo). Después del accidente, Grigoriev decidió volcar sus energías en el estudio de Japón, específicamente enfocándose en los habitantes nativos de Hokkaidō, los ainus.

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Mujeres ainu (1879-80). Alexander Grigoriev. Fuente: Archivo de la Sociedad Geográfica Rusa

Lo que en un principio debía haber sido un viaje dedicado a investigaciones en regiones polares, para Grigoriev, se convirtió en una estancia de un año completo en Japón. Este hecho le permitió realizar una de las primeras investigaciones etnográficas a fondo de los ainus (por aquel entonces poco estudiados). El resultado de estos estudios fue un diccionario de la lengua ainu así como una colección de objetos, manuscritos, fotografías y retratos cuidadosamente compilados por Grigoriev que hoy día forman parte de la colección de la Sociedad Geográfica Rusa.

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Grupo de ainus (1880). Alexander Grigoriev. Fuente: Archivo de la Sociedad Geográfica Rusa
Referencias

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