8 de Octubre 2025 por Daniel Jorge

El lado artístico de Sven Hedin, una retrospectiva

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En 1964, con motivo del centenario del nacimiento de Sven Hedin (1865), la Fundación Sven Hedin publicó Sven Hedin as artist, una compilación de algunas de las ilustraciones y dibujos más notables del explorador sueco. Editado por Gösta Montell, uno de sus más cercanos colaboradores en su última expedición, este gran volumen nos da acceso a otra dimensión de Hedin.

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Sven Hedin disponía de una versatilidad apenas vista hoy día. Fue, entre otras cosas, un dotado artista a lápiz —una destreza inusual entre los científicos modernos— en un tiempo en el que, cada vez más, la especialización extrema demandaba instrumentos de precisión o información audiovisual; que gradualmente estaban siendo adoptados en la investigación científica. Este talento artístico le fue muy útil a Hedin durante sus viajes. Él mismo lo consideraba principalmente como una herramienta, entre otras cosas, para facilitar su memoria. Como declaró en múltiples ocasiones, nunca tuvo ninguna inclinación artística pura (véase su libro A lifetime’s Sketching). No obstante, en lo referente a la producción artística de Hedin, algunos observadores (Montell, Holmér) han señalado una expresividad artística que bien podría rivalizar con la de artistas profesionales. Lo cual no deja de ser paradójico: uno de los exploradores más seguros de sí mismo subestimaba su propio talento con el arte. Sven Hedin enfatizó el papel de sus dibujos como puntos de referencia para la memoria:

Los bocetos son una serie de peldaños sobre los que me desplazo por mis largos años en Asia

El libro incluye dos ensayos escritos por el propio Montell y Folke Holmér, además de una serie de veintisiete comentarios de Hedin, extraidos de otro volumen (Sketches of a Life-time). Los comentarios de Hedin son imprescindibles para comprender su marco de referencia para cada serie de bocetos que siguen al texto. Ordenados cronológicamente, sin ellos el lector no tendría el contexto que, de alguna manera, es necesario para interpretar cada uno de los dibujos. Estos comentarios también nos muestran los sentimientos del dibujante mientras ejecutaba su tarea. Por ejemplo, al hablar de las adolescentes persas representadas en este libro, Hedin escribió:

Era imposible conseguir que estas pobres niñas y mujeres musulmanas hablaran. Había algo conmovedor en estas pequeñas criaturas […] Carecen de libertad, no se les permite seguir su propio camino, sino que sólo siguen la voluntad de los hombres. Por eso apenas dan la impresión de ser seres humanos. Uno no tiene ni idea de sus pensamientos ni de sus deseos.

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Retrato de Banu, muchacha persa de Sericha de 15 años (1906). Sven Hedin as artist
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Retrato de Fátima, muchacha persa de Sericha de 18 años (1906). Sven Hedin as artist

Como investigador, Hedin se encontró ante la disyuntiva entre la escuela antigua que apostaba por una ciencia universal y unificadora, y la ramificación de las múltiples e incipientes ciencias especiales. Es díficil constreñir a Hedin en uno de los dos campos. Se podría decir que del primero se imbuía de una pasión por los grandes desafíos y las interconexiones entre distintos fenómenos científicos; mientras que del segundo reconocía el valor de los cada vez más avanzados métodos empíricos.

No me arrepiento de haber dejado la investigación científica a los expertos. Para mí era suficiente haber realizado el importante descubrimiento y haber desenterrado, desde las profundidades del desierto, un nuevo campo para la investigación prehistórica

Su énfasis en sus logros como descubridor y pionero de «rutas desconocidas» hicieron de él un gran divulgador. Y en ese sentido sus dibujos se convirtieron en un activo que no debería ser subestimado. Incluso en su forma rebajada como meras reproducciones, las dibujos intercalados entre las páginas de sus libros constituyen un complemento a la viveza del texto y ayudan a estimular la imaginación.

Alentado por su padre, que era un consumado delineante y pintor de acuarelas, Hedin tomó lecciones de dibujo en su temprana juventud. Entre las influencias de Hedin hay que destacar a los maestros del método xilográfico del siglo XIX. Aquí hay que destacar las ilustraciones de la Biblia realizadas por Gustav Doré. El sueco sentía fascinación por el artista francés, del que declaró:

Se convirtió en mi maestro, y nunca tuve ningún reparo en «copiar» la miríada de motivos inspirados en su imaginación

Otra fuente de inspiración para Hedin fueron los cuentos de hadas de Frederick W. Scholander. A los quince años de edad, Hedin dibujó múltiples imitaciones de Scholander. Y en su mismo estilo produjo una saga ilustrada, con un total de 32 páginas, que relata el rescate de la hija del califa de Bagdad por el héroe ficticio Arab-el-Cid.

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Ilustración de Arab-el-Cid (1882). Sven Hedin as artist
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Ilustración de Arab-el-Cid (1882). Sven Hedin as artist

Entre los dibujos producidos en su juventud, que han sobrevivido hasta nuestros días, cabe resaltar sus ilustraciones del libro de Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino. Todos estos dibujos datan del año 1880.

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Ilustración de Veinte mil leguas de viaje submarino (1880). Sven Hedin as artist

La siguiente etapa en la formación de Hedin le llevó a aprender la cartografía. Con dieciséis años, en 1881, Hedin emprendió un trabajo de gigantesco para tan temprana edad: se dispuso a dibujar un atlas del mundo, completo, con cientos de mapas, y que ocuparía nada menos que seis volúmenes. Tal era la atracción que el sueco llegó a sentir por la cartografía y que explica en parte su futura carrera profesional como explorador y geógrafo.

En 1885, a Hedin le surgió la oportunidad de viajar a Bakú (Azerbaiyán) donde trabajaría como tutor de un muchacho sueco. El largo viaje en tren desde Suecia hasta Bakú le permitió hacer uso de su habilidad como dibujante, y fue entonces cuando comenzó a dibujar bocetos figurativos. En su primer libro de bocetos, Hedin plasmó sus impresiones de los pueblos, edificios y las gentes de Finlandia, Rusia y el Cáucaso. Una vez establecido en Bakú, Hedin, por propia admisión, prefería perderse en excursiones a caballo a las aldeas tártaras a practicar el dibujo en vez de cumplir con sus obligaciones como tutor.

Una vez acabado su compromiso como tutor, a mediados de 1886, Sven Hedin organizó el que sería su primer viaje de envergadura. Una travesía en solitario por los dominios del Imperio persa con apenas recursos económicos. De ese viaje surgió su primer libro, Genom Persien, y un número de dibujos inspirados sobre todo por las magníficas ruinas de Persépolis. A partir de ese momento, su cuaderno de viajes se convertiría en un artículo imprescindible en sus futuras expediciones. Más adelante, Hedin tendría que tomar decisiones drásticas en cuanto al equipaje que mantener o salvar cuando la falta de animales de carga lo obligase, y esas ocasiones siempre prescindiría del pesado equipo fotográfico. Su lápiz y su cuaderno le bastaban para capturar la esencia del paisaje y paisanaje de Asia.

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Ilustración de las ruinas de persépolis (1886). Sven Hedin as artist
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Ilustración de las ruinas de persépolis (1886). Sven Hedin as artist

A medida que ganaba experiencia y confianza, la mano del explorador sueco se volvió más hábil para capturar los momentos efímeros de una expedición. De algún modo comparable con el estilo Impresionista que buscaba plasmar el movimiento y lo instantáneo de la vida. Sus trazos energéticos resumían las vistas, las escenas de un campamento y las caravanas.

En el transcurso de su segunda expedición en Asia (entre los años 1899 y 1902), y luego durante su siguiente gran viaje (entre 1906 y 1909), Hedin desarrolló aún más su vibrante estilo de dibujo. En 1906 esbozó el palacio real de Leh, capital de Ladaj; en 1907 trazó los fantásticos bocetos del monasterio de Tashilhunpo: imágenes de templos tallados sobre terrazas de piedra, patios monásticos y altares repletos de ídolos budistas y otros objetos de culto, entre otros. Los numerosos retratos de nativos tibetanos que realizó, en diferentes contextos y con trazos rápidos, invitan a sospechar que Hedin se inclinaba a dibujar sur le motif.

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Ilustración del palacio real de Leh (1906). Sven Hedin as artist
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Ilustración del monasterio de Tashilhunpo (1907). Sven Hedin as artist
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Ilustración de un lama danzante con máscara en Shigatsé (1907). Sven Hedin as artist

Sven Hedin siempre relató sus aventuras y viajes con un entusiasmo juvenil. El bolígrafo, el lápiz y el papel se convirtieron en sus sirvientes más obedientes:

Es como si el propio folio de papel, que también había estado en aquellas tierras lejanas, retuviese algo de la luz y aire de aquellas; y fuera un documento de mayor autenticidad que una hoja cuya superficie jamás fue iluminada por el sol del alba, ni acariciada por la sombra que cobijó al artista mientras trabajaba

Cuando edité Mi vida como explorador, uno de mis objetivos no negociables fue que se incluyesen todas las ilustraciones del volumen original de 1926 (que ediciones más recientes habían descartado). Del mismo modo que los comentarios de Hedin son necesarios para profundizar en sus dibujos; las ilustraciones en sus libros complementan a la perfección la narración de Hedin. Sin ellas, el lector se perdería una parte importante del «alma» del libro. Al revisitar su trabajo con Sven Hedin as artist, esta impresión sale reforzada.

Hedin nos enseñó que la auténtica exploración no termina en la geografía, sino en la huella que deja en nuestros corazones. Y es en sus dibujos donde esa huella se hace tangible. Cada ilustración es una instantánea del tiempo, un pedazo de tierra transfigurado en arte, una superficie que respira el aire de un campamento olvidado y conserva el calor de un sol lejano.

Referencias

Tanto los datos como las ilustraciones del presente artículos están basados en las siguientes fuentes:

  • The artist Sven Hedin, ensayo de Folke Holmér
  • From later years, ensayo de Gösta Montell
  • Sven Hedin as artist (1964), editado por Gösta Montell

Hasta donde he podido averiguar, el libro Sven Hedin as artist sigue siendo vendido en formato facsímil en el Museo Etnográfico de Estocolmo. Para más información es mejor escribir a la propia fundación.

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